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lunes, 12 de diciembre de 2022

Camino de Jerusalén: Mar Muerto, Río Jordán y fortaleza de Masada.

En nuestro viaje por Jordania e Israél; antes de pasar la frontera entre ambos países realizamos una parada en el Mar Muerto




 Este llamado Mar Muerto es un lago endorreico salado situado en una profunda depresión a 435 metros bajo el nivel del mar, entre Israel, la parte cisjordana de Palestina y Jordania, en la región de Oriente Próximo. Ocupa la parte más profunda de una depresión tectónica atravesada por el río Jordán, que también incluye el lago de Tiberíades más al norte. Los griegos de la Antigüedad lo llamaban «lago Asfaltites», por los depósitos de asfalto que se encuentran en sus orillas, conocidos y explotados desde la Edad Antigua.​ Debido al cambio climático y a la extracción de agua dulce, el nivel del agua del mar se reduce un metro al año y las tierras ribereñas se hunden 15 cm al año.


 Recibe agua del río Jordán, de otras fuentes menores y de la escasa precipitación que se produce sobre el lago, y el nivel de sus aguas es el resultado del balance entre estos aportes y la evaporación. 



Una de las razones por las que el mar Muerto es tan salado se debe a que está ubicado en una cuenca hidrográfica endorreica, es decir, no hay salidas. Los minerales que desembocan en él se quedan allí para siempre. La mayoría de los cuerpos de agua dulce tienen puntos de salida, como los ríos y arroyos, lo que les permite disponer de los minerales disueltos que pueden fluir en ellos de otras fuentes. Hay varios ríos y arroyos que desembocan en el mar Muerto, pero ninguno que drene hacia afuera.

Las principales características del mar Muerto son las siguientes:

  • Tiene unos 80 kilómetros de largo y unos 16 kilómetros de ancho.
  • La superficie del mar Muerto es de unos 810 km2.
  • Sus principales afluentes son el río Jordán y otros pequeños ríos secos de la zona. Sus aguas pasan a pequeños afluentes o desaparecen mediante la evaporación.
  • Su gran cantidad de sal se debe a su estado cerrado, por lo que todas las fuentes minerales que recibe se quedan allí sin poder escapar.
  • La densidad de sus aguas es de 1.24 km/l, siendo la razón de que los seres humanos sean capaces de flotar por sus aguas sin ningún tipo de esfuerzo.
  • Su composición es totalmente diferente a la de los mares, poseyendo una gran cantidad de elementos como el calcio, el magnesio, el potasio o el bromo. Estas altas cantidades lo volvieron una gran fuente de riqueza mineral durante años.
  • Su gran salinidad le ha hecho muy conocido, aunque algunos lagos de la Antártida y el lago Assal le superan en este apartado. Su cuasi salinidad es de unos 249 kg/m3.
  • El clima del mar es cálido desértico, con muy poco lluvia y con veranos extremadamente cálidos, siendo un tiempo caluroso incluso en las zonas con agua.

Desde el Mar Muerto nos dirigimos a Israel. Primera parada: Rio Jordán.



El nombre de este río procede de su descenso progresivo, ya que Jordán significa “el que baja”. Haciendo alusión a su trayecto desde el Líbano, llega al sur atravesando el mar de Galilea donde se saliniza, y desemboca en el mar Muerto, a unos 300 metros bajo el nivel del mar.

Este río pasa por Israel, los territorios palestinos y Jordania, siendo frontera natural entre estos países. Es mencionado muchas veces en la Biblia, por ejemplo, cuando Josué debió cruzar con su pueblo a la tierra prometida.

Según la tradición, aquellos que llevaban el arca fueron protegidos por Dios quien permitió que ésta pasase por el río “a pie seco”, de forma similar a cuando Moisés separó las aguas del mar. Por eso y por otros acontecimientos milagrosos, se consideró al río Jordán como “Entrada a la tierra prometida” y “medio de purificación”.

Por este motivo, San Juan bautista invitaba a sumergirse en sus aguas para purificar y conseguir la conversión a una vida nueva y al seguimiento del “mesías”. Según la Biblia, fue San Juan Bautista quien bautizó a Jesús de Nazaret en este mismo rio. Por todos estos motivos, el río Jordán es uno de los lugares sagrados más frecuentados por turistas de todo el mundo.



Otra de las curiosidades del río Jordán, es que actualmente en diferentes puntos del río se pueden encontrar iglesias bautismales donde los viajeros pueden renovar este sacramento o realizarlo por primera vez. Así que, si decides visitar el río Jordán y celebrar un bautismo, deberás cumplir con el código de vestimenta o solicitar unas túnicas, ya que al no ser balnearios no se puede ingresar con traje de baño. 

Aquí, según la tradición cristiana, fue el lugar donde se bautizó Jesús de Nazaret por parte de Juan el bautista. Este lugar es considerado por la UNESCO como Patrimonio Mundial. 

Hay quienes realizan - aunque está desaconsejado por la elevada contaminación del río- una rememoración del bautismo. Estos bautismos se realizan introduciendo el cuerpo tres veces sucesivas en las aguas del río, a imagen y semejanza de como se dice hizo Jesús.

Otro dato curioso sobre el rio Jordán, es que su superficie no se encuentra a la misma altura que en los tiempos de Josué, sin embargo, puede llegar a desbordarse llegando a tener casi el mismo caudal en invierno. Por esta razón se considera que el rio Jordán es el que tiene la elevación más baja del mundo.

 

Tras la visita al río Jordán fuimos a Masada. La fortaleza de Herodes



La impresionante fortaleza de Masada desafió a todas las construcciones de su época y se convirtió en un lugar inexpugnable en pleno desierto de Judea. Masada en hebreo significa fortaleza. Durante mucho tiempo, esta gran residencia palaciega construida en medio del desierto fue el refugio de Herodes y de un grupo de resistencia judío. Hoy en día, el yacimiento arqueológico de Masada se ha convertido en una de las atracciones turísticas más importantes de Israel y fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.


Alrededor del año 40 a.C., el rey Herodes el Grande decidió construir una gran fortaleza en el desierto de Judea para poder escapar si sus enemigos lo atacaban. No contento con levantar su refugio en medio de la nada, decidió hacerlo en la cumbre de una montaña a 450 metros sobre el nivel del mar.

La construcción de Masada supuso todo un desafío para la época. Los ingenieros del reino crearon almacenes que permitían conservar los alimentos durante años y diseñaron un sistema de canalización para retener el agua de las escasas lluvias del desierto.



Paseando por el yacimiento arqueológico es posible ver los restos de los almacenes, la torre de vigía, los tres palacios escalonados y los baños romanos.


La resistencia judía en Masada

En el año 70 d.C., el Imperio romano conquistó Jerusalén y solo unos mil judíos lograron huir y refugiarse en la antigua fortaleza del rey Herodes. Aquí construyeron una sinagoga y un mikve, se dedicaron al cultivo y al ganado y crearon una ciudadela autosuficiente.

Sin embargo, los romanos encontraron su escondite tres años después. Dispuestos a conquistarlo, sitiaron la fortaleza y levantaron en la zona ocho campamentos romanos, todavía visibles hoy en día.

Tras varios meses de asedio, los romanos decidieron atacar. Los líderes judíos, al ver cómo los legionarios construían una gran rampa, se reunieron y acordaron no sucumbir ante la conquista romana, y eligieron morir antes que convertirse en esclavos.

Como el suicidio era el peor de los pecados, decidieron que cada líder matara a su propia familia y echaron a suertes quién sería el último, el encargado de matar a los demás. Cuando los romanos alcanzaron la cima de Masada, encontraron 960 cadáveres e infinidad de comida, lo que demostraba que los judíos habían elegido morir.

En el yacimiento arqueológico de Masada se han encontrado doce piezas de arcilla con el nombre de los líderes judíos que disputaron su destino. 




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