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sábado, 13 de febrero de 2021

Rascafría - Carro del Diablo.

  Bendito placer visual que transmite la nieve: todo un poema. Un poema que viene de la entraña del cielo atravesando las nubes en ligeros copos blancos dejando un manto resplandeciente de blancura en la sinuosa superficie de la montaña.   Este invierno nos ha ofrecido una nueva oportunidad para pisar el manto blanco que forma la nieve. Cada oportunidad es como el amanecer, si esperas mucho tiempo, lo pierdes.





Es trece de febrero, en pleno ecuador del invierno, asistimos a la tentadora  propuesta que nos hizo Ángel que nos permitió recorrer una de las tantas   rutas  que nos propone la Sierra de Guadarrama.
Preciosa ruta, con espectaculares vistas al valle de Lozoya, en especial a  Cuerda Larga, Risco de Los Claveles  y  Peñalara; en el paseo visitamos el Robledal de los Horcajuelos (espectacular en otoño), el famoso Carro del Diablo (lugar con leyenda) y unas vistas excepcionales que nos llevaron al final al bosque finlandés, ya muy próximo a Rascafría.
La ruta parte de Rascafría; dejamos el coche cerca de las piscinas municipales ya que el PR-10 parte de ahí mismo. Comenzamos en suave ascenso por praderas, con excelentes vistas al valle del Lozoya que no podremos dejar de mirar, y poco a poco y siguiendo el camino, nos adentramos en el Robledal de los Horcajuelos, uno de los robledales mejor conservados de la Sierra de Guadarrama.
 Tras llegar al Carro del Diablo, con la oportuna parada, seguimos a la izquierda por una amplia pista forestal, que nos va a permitir disfrutar en cada claro, de las maravillosas vistas del valle de Lozoya.

 




La Sierra de Guadarrama, como tantas sierras no puede ser menos, y las leyendas e historias sobre infinitos riscos, cumbres y lugares nos llevan a poner nombres extravagantes y para no olvidar, en este caso,  nos detuvimos en el Carro y Carretilla del Diablo, en territorio de Rascafría, por encima del Robledal de los Horcajuelos.
Hemos disfrutado de una fantástica ruta, en muy grata compañía y con un gestor excepcional...




Sobre la Leyenda: El Carro del Diablo,

No está claro si fue por exceso de trabajo o porque le desbordó aquel encargo, pero el caso es que Juan Guas no podía cumplir con el compromiso de terminar la catedral de Segovia. Tanto se demoraba que le llegaron noticias del disgusto que cogió el mismísimo Carlos V. Agobiado, al arquitecto no se le ocurrió otra cosa que venderle su alma al diablo con tal de cumplir el último plazo.

Satanás no despreció el ofrecimiento y se metió en faena. De manera sobrenatural, no podía ser de otra forma, a partir de aquel momento el templo empezó a crecer a velocidad de vértigo. Y aunque sobrenatural, Lucifer, tuvo que recurrir a las terrenales canteras de Colmenar Viejo, conocidas por la calidad de su piedra.

Carro tras carro, cargados hasta los topes cruzaban la sierra por el puerto del Reventón, el camino entonces más recorrido, para concluir el trato. La catedral tomó forma y sólo quedaba por concluir la segunda torre cuando, sintiéndose a salvo frente al emperador, Guas rompió el compromiso para salvarse también de Belcebú.
Se desconoce porqué el diablo no exigió a aquel hombre el cumplimiento del acuerdo, lo que asegura la leyenda es que agarró un cabreo tan monumental que él también deshizo el trato, convirtiendo en roca el último carro que llevaba el material a Segovia. De esta manera, una de las torres de la catedral segoviana tiene menor altura que la otra.



Resumen.
  • Zona. Valle alto del Lozoya – Sierra de Guadarrama.
  • Dificultad. Fácil.
  • Circular. El ascenso se hizo por el Robledal de los Horcajuelos.
  • Desnivel acumulado subida. 425 m.
  • Longitud. 16, 5 km.
  • Duración. 5 horas con breves paradas.




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