"Conocer a otros es inteligencia, conocerse a sí mismo es sabiduría. Manejar a otros es fuerza, manejarse a sí mismo es verdadero poder". Tao Te Ching.
Excelentes interpretaciones, gran puesta en escena, soberbios y barrocos escenarios, y una cuidada banda sonora conforman una excelente película. Tal vez no sea fiel a la historia pero sí lo es al séptimo arte. No deja indiferente a nadie; es la magia de cómo tres espléndidas actrices rayan a la perfección personajes que, en momentos, parecen verdaderas caricaturas.
En un plano más técnico, Lanthimos juega con la cámara y abusa del ojo de pez, del gran angular e innumerables picados y contrapicados lo que supone un verdadero desborde de efectismo.
El argumento centra la atención en la sucia y traicionera guerra por el poder de tres mujeres en la corte de Ana Estuardo. El de Anna de Gran Bretaña, interpretada por una impresionante Olivia Colman, que se presenta como la reina que perdió 177 hijos a lo largo de su vida, que estuvo inmersa en guerras con Francia y España (aspectos poco tratados) , para indagar en las partes más íntimas e instintivas de este personaje: La relación que mantuvo con Sarah durante años como su más íntima confidente y amante secreta y con Abigail que lucha, con todo tipo de armas, para conseguir el puesto de Anna.
Sorprendente también es el desarrollo de la cinta; Separada en ocho capítulos, titulados con sendos fragmentos del diálogo, y con frases exhageradamente llamativas como "este barro apesta", "soñé que te apuñalaba en el ojo"... que llevan al centro del triángulo antes citado con una crudeza inusual.
“aquel que obtiene una victoria sobre otro hombre es fuerte, pero quien obtiene una victoria sobre sí mismo es poderoso” Por fin !!!llegan las primeras nieves!! "Enero mes de frío, nieve y puchero". Resumen de la ruta: En esta ocasión, en una mañana fría, con importantes rachas de viento y con las primeras nieves de este seco invierno, Pedro nos hizo una interesante propuesta por las estribaciones de la Sierra de la Cabrera. De esas rutas a veces olvidadas dada la escasa importancia de sus cimas y, sin embargo, con un importante atractivo al encontrarnos con gran variedad de paisajes; granítico con destacados roquedales, páramos de montaña e importantes pinares en su cara norte.
La ruta parte de Bustraviejo, municipio situado a 1222 metros de altitud, que se asienta sobre formaciones de granito y se encuentra situado entre dos cerros, al norte el Bustar y al sur el del Pendón - lugar al que accederemos en primer lugar. Desde el cementerio subimos por un sendero bien marcado hasta llegar al collado, desde aquí a nuestra izquierda divisamos claramente el Pico del Pendón. En la cima, en días más claros que hoy, seguramente se divisen más nítidamente el Mondalindo, Cabeza Braña, Puerto de Canencia, Peñas Negras y tal vez la Hoya de San Blas en la Pedriza. Bajamos del Pendón y buscamos la senda que nos llevará a Cabeza Arcón, otra de las cimas objetivo de esta aventura. En el paso de Cabeza de Arcón se nos presentan interesantes formaciones graníticas.
Desde aquí, se inicia un descenso para tras un interesante pinar llegar la GR 10 que nos conducirá por una amplia pista hasta Bustarviejo. La ruta es fácil y los diferentes hitos que encontramos a nuestro paso la hacen aún más sencilla y no deja lugar a la pérdida. Recorrido: Circular. Zona : Sierra del Lobosillo Distancia : 14,28 km Dificultad : Fácil. Nivel: Medio Tiempo: 5 h Tipo de firme : sendas, caminos y campo a través Desnivel: 600 m. Cota maxima : 1.585 mts Cota mínima : 1.106 mts
“Vivimos
en un mundo maravilloso que está lleno de belleza, encanto y
aventura.No hay un límite para las aventuras que podamos tener siempre y cuando las busquemos con los ojos bien abiertos”. (Jawaharlal
Nehru)
Despierta un día más de enero con avisos de bajas temperaturas.... "Enero claro y heladero".
Es un magnífico momento para visitar cascadas y regajos de montaña. Hoy visitamos el Chorro de Navafría.
La
ruta se inicia en el área recreativa del Chorro. Los cinco grados
bajo cero no animaban a salir a la montaña pero estando ahí la helada de la larga noche del invierno constituía interesante aliciente a la madrugada . Desde el aparcamiento se inicia una subida por una antigua carretera y, a escasos cien metros, está señalizado a la izquierda la senda que conduce a la cascada del Chorro.. No son más de quince minutos de subida continua, entre pinares, los que llevan a la recompensa visual final; la cascada y el pequeño lago que se forma en su caída están prácticamente helados. Las diferentes formas del hielo en su caída generan bellas imágenes. Tras dos meses de sequía, el caudal es bastante escaso para la época del año en la que nos encontramos.No obstante, con cinco grados bajo cero, y con la pared blanca de la helada ciertamente impresionan.
Tras las oportunas fotos, pasamos el puente tras el regajo y tomamos la senda que hay al otro margen del arroyo del Chorro.
Cuando ya tenemos los coches a la vista, cruzamos el arroyo por un puente de piedra. Cogemos así una pequeña senda que habíamos
dejado a la derecha durante la subida. Esta senda nos lleva en
dirección al río Cega. Tomamos la pista e iniciamos la ascensión,
siempre con el río a nuestro lado. Es una subida continuada pero
asequible. Durante la ascensión, siempre por la pista, vamos pasando
por varios refugios. Al llegar al Refugio la Fragua abandonamos la
pista para coger el camino de la derecha. Aquí se vislumbra la
pequeña cascada del arroyo de las Vueltas. Seguimos subiendo,
atravesando la Ladera de la Boca del Asno.. Continuamos subiendo hasta llegar a nuestro tope de altura
en Regajohondo. Aquí encontramos una pequeña presa con una capa de hielo importante en el arroyo que más tarde formará el Chorro; próximos al lugar encontramos un nuevo refugio y un apuesto puente de piedra. Con temperaturas bajo cero, y acompañados por el tenue calor de los rayos del sol, en un claro del bosque, tomamos el preciado bocadillo. Tras el refrigerio, y helador descanso, iniciamos el descenso por la pista asfaltada. En el descenso, vamos
atravesando los arroyos de Navalcollado y Sequillo que desembocan en
el arroyo del Chorro, el cual cada vez va quedando más hondo y va
circulando por más rocas a medida que desciende. En un momento del descenso, encontramos un acogedor lugar al que llegan muy directos los rayos del sol en la fría mañana, es el Mirador de las Cebedillas, desde aquí nos aparecen vistas espectaculares, rodeados de bosques de pinos por doquier y hacia el norte una bella estampa de la meseta segoviana, en la que se divisan algunas poblaciones, como Prádena, Navafría y otros. Retomamos nuevamente al camino asfaltado y sin abandonarlo hasta llegar a un punto donde nos aparece la indicación del Chorro, senda que tomamos para, de
nuevo, poder volver al área recreativa, lugar de inicio de la ruta. Es una sencilla y bonita ruta, de difícil pérdida, casi en la totalidad de pistas semiasfaltadas, propicia para realizar en cualquier época del
año; en verano está garantizada la sombra y en la primavera con deshielo imagino que con más agua supondrá otro aliciente .
FOTOS. https://photos.app.goo.gl/2JKusQbpxS72iTmC9 Nombre: Chorro y pinares de Navafría.
Distancia recorrida: 13,4 km (03:34)
Altura Mínima: 1304m
Altura Máxima: 1728m
Ganancia Altitud: 450m
Pérdida Altitud: 467m
“Si
amas la vida, no pierdas el tiempo, porque la vida está hecha de
tiempo.” Bruce
Lee
Es
cuatro de enero, “Enero
es el mes primero; si viene frío, es buen caballero,” cuando son las ocho y media de la mañana el termómetro baja de cero, marca menos 8 grados; este frío helador no es un impedimento para salir a dar un paseo por un lugar singular: Velasco. Pueblo abandonado perteneciente al Burgo de Osma en la provincia de
Soria, que emerge sobre una colina - de mirada hacia el Este- como queriendo ser el primero en saludar al sol en las frías mañanas de innumerables inviernos.
A
sus pies están la carretera Nacional 122 y el río Abión. Este río de escaso caudal - salvo en épocas de intensas lluvias - afluente del río Ucero, acompaña a su paso varios municipios lindantes en las fértiles vegas de Valdealvillo, Torralba, Santiuste o Velasco. Vegas sembradas en las últimas décadas de cereal o girasol, y en otros tiempos - años anteriores a los setenta - de múltiples
cultivos de regadío (alubia, patata, garbanzo o remolacha).
El nacimiento de gran parte de los pueblos estuvo ligado a las generosidades del medio y las posiciones estratégicas, como es este caso; Fértil vega, agua y bosque. Pero desde dos
siglos a esta parte asistimos a la creciente despoblación de muchos
pueblos del interior de la Castilla profunda.
La
última persona que habitó en dicho pueblo, se llamaba Casimira
García Sanz y tenía dos hermanos que vivían en Santiuste. Dicha
persona abandonó el pueblo sobre el mes de Septiembre de 1966, y
marchó a Barcelona.
Historia:
Según
datos del Catastro de Ensenada del año 1749, vivían en Velasco más
de 100 personas, dedicadas al ganado, la agricultura de regadío y a
la explotación forestal. En el siglo XIX aún tenía 26
vecinos, 131 habitantes, parroquia y una escuela a la que acudían
doce alumnos. Con estos datos es difícil comprender porqué se
despobló esta aldea soriana en la segunda mitad del siglo pasado.
Además de su enorme riqueza, no sufría ninguno de los problemas que
tradicionalmente han supuesto el abandono de otros pueblos, como la
incomunicación o la falta de agua en abundancia, ya que se encuentra
a sólo unos metros de la N122, muy cerca del río Abión.
Actualmente la finca que rodea el pueblo está completamente vallada.
El sitio reúne excelentes condiciones para ser rehabilitado.
Su arquitectura es singular, cuenta con agua y excelentes
comunicaciones. Aunque no tiene electricidad, alguna vez la tuvo, ya
que todavía se conserva la torreta de bajada. De cualquier forma, la
línea de media tensión pasa a poca distancia, así como la línea
telefónica.
"Al
pie de la carretera N-122 y con su término regado por el río Abión,
resulta difícil –mucho más cuando repasemos los datos del
Catastro de la Ensenada- comprender porqué se despobló Velasco, ya
avanzado el siglo XX. El caso es que sus ruinas pueden verse, en un
pequeño altozano, cuando, de camino al Burgo de Osma, se rebasa el
término de Santiuste.
En el
siglo XVIII era del señorío del duque de Uceda como “dueño de la
ciudad de Osma y su tierra en que es comprendido éste [Velasco]”.
El de Uceda percibía las alcabalas –241 reales y 20 maravedíes al
año- y las tercias en los frutos decimales. Los diezmos y primicias
los percibía el obispo y cabildo de Osma y otros, como curas e
iglesias.
Vivían
en la época 23 vecinos y 4 habitantes (se refiere a medios vecinos,
como eran consideradas las viudas), repartidos en 26 casas. No había
pobres de solemnidad. Siete casas servían para guardar el ganado,
además de doce tainas dentro del término y nueve en el monte.
Completaba el censo de edificios un palomar inmediato a la población
y siete pajares. El ganado era abundante, pues contabilizaban
alrededor de quinientas cabezas de ovino, unas novecientas de caprino
y cincuenta y ocho de bovino; casi noventa cerdos servirían para el
consumo familiar, además de 29 jumentos y 32 bueyes para el trabajo
del campo.
Como
se puede apreciar la economía del lugar era envidiable, y más si
añadimos 24 colmenas y 8 hornos para elaborar la miel, la industria
casera de fabricación de queso de cabra y el negocio de la arriería
practicado por dos vecinos que portaban leña al Burgo. Tampoco
podían quejarse sus habitantes de las tierras, muchas de ellas
dedicadas al regadío “por mano y pie para hortalizas”. El secano
producía yerba, cáñamo y todos los cereales. Tenían viñas,
dehesa boyal y un gran monte de carrascal y enebro, que todavía,
hacia 1960, suministraba madera a pequeñas fábricas familiares,
entre ellas una ubicada en el Barrio de La Estación, próximo a
Berlanga de Duero, donde se fabricaban cajas de madera y traviesas
para el ferrocarril.
El
Común de Velasco gozaba también de una economía saneada. Tenía en
propiedad dos casas unidas, un corral cerrado, dos huertos, cinco
prados cerrados de seto, un arreñal, nueva tainas en el monte, dos
heredades cada una de treinta y dos medias de sembradura, la dehesa
boyal (en la que entraban los animales de otros pueblos durante el
invierno), además de los montes referidos líneas arriba. Debía
hacerse cargo el común de los sueldos de dos regidores, a los que
entregaban ochenta reales al año “por los gastos que hacen con los
religiosos mendicantes, soldados y verederos”. Obsérvese que esta
cantidad representa la tercera parte de lo que el duque de Uceda
cobraba solamente por las alcabalas. Otros gastos del común eran los
derivados de los arreglos en la fuente común, de la acequia grande
“que baja de la dehesa precisa para la labranza” y de los dos
puentes de madera y tierra sobre el río Abión “precisos para el
paso de los ganados de labrantío”. Pagaban el sueldo al sacristán,
quien ejercía también de maestro, al cura y al fiel de hechos.
Un
siglo después acudían a la escuela –según Madoz- doce alumnos.
Escuela que acogería años después a Teógenes Ortego como maestro.
Todavía la industria se basaba en la leña de combustible, pastos y
abundancia de ganado, complementada con la caza de perdices, conejos
y liebres y la pesca de barbos y truchas.
El 9
de junio de 1908 aparece en la prensa provincial una noticia
relacionada con unos vecinos de Velasco. Se les había formado
consejo de guerra por injurias a la Guardia Civil. Al parecer, estos
vecinos estaban descortezando 225 árboles en la carretera
Valladolid-Soria. Suponemos que más de lo permitido o en época no
autorizada, por lo que fueron denunciados por la Guardia Civil de El
Burgo. Los hombres enviaron una carta al periódico, redactada por el
sacerdote Ildefonso Rupérez. Llevadas a cabo las pertinentes
investigaciones, se llegó a la conclusión de que se trataba de
calumnias, por lo que pidieron para los firmantes y el sacerdote
penas que iban de un año a un año y seis meses. Los nombres de los
firmantes son: Pablo Gañán, Francisco Gañán, Nicomedes Fernández,
Andrés Frías, y Francisco Gañán Boíllos.
Tendría
que pasar un siglo más para que este lugar de espeso bosque y buenas
tierras de regadío se convirtiera en un despoblado más de los
muchos que salpican la provincia de Soria".