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martes, 18 de abril de 2023

Fadiouth: Isla de las Conchas.

 Nuestra primera parada, en el viaje a Senegal, tras visitar el gran Baobab, fue visitar la Isla de las Conchas.

Fadiouth - isla de las Conchas - es una pequeña isla artificial formada por la acumulación de conchas, que bien merece una ligera parada.


A la isla se accede a través de largo  puente de madera -900 m -(para poder pasar es necesario abonar la correspondiente tasa: tanto si vas a ir andando o  mayor si te acercan los oriundos en piragua). 

Las conchas están en todas partes y conforman el lugar; las hay por todos lados: tapizando el suelo de la calle, incrustadas en las casas , en los objetos de artesanía, en el cementerio... Sin duda, nos encontramos en un lugar singular y  único del mundo.

En la isla no hay vehículos a motor, así que es fácil encontrarse con carros tirados por burros cargados con las más diversas mercancías. Pero el animal rey de la isla es el cerdo, lo verás deambulando por cualquier calle o buscando comida en la playa.


En cada barrio puedes ver «
La casa de la Palabra» puntos de encuentro al aire libre donde los hombres se reúnen para tratar temas de la comunidad o simplemente jugar a las cartas.


En un país donde el 90% de la población es musulmana en 
Fadiouth se invierte el porcentaje, aquí la mayoría son cristianos. La isla se estructura en seis barrios llenos de callejuelas estrechas y donde conviven de forma pacífica y armoniosa familias cristianas y musulmanas. 

En el centro encontramos la iglesia de San Francisco Javier - de reciente construcción- que se alza, especialmente su esbelta torre,  sobre todas las humildes  casas del poblado.


Muy cerca de la iglesia encontramos   
la mezquita, que tras sufrir  un incendio  fue la comunidad cristiana quien ayudó a restaurarla. Pero si algo simboliza ese respeto y tolerancia  entre las dos religiones es el cementerio  que comparten. En el cementerio encontramos bastantes babobabs; conforman bellas imágenes.



Vale la pena parar en el promontorio, situado en la parte más alta del cementerio, y observar todos los alrededores. Desde allí  se divisan perfectamente los graneros de mijo construidos encima de los manglares.


Es agradable pasear por una ciudad de gentes tranquilas, que van a sus tareas y para nada incordian a los visitantes. Ofrecen su artesanía y otros productos sin agobiar.

La plaza estaba muy concurrida,  sobre todo  bajo el impresionante baobab; para los africanos este árbol es mágico. Nos dice el guía que  a la vez que se toca con la mano izquierda abierta hay que pedir un deseo.

Considerado por los africanos un árbol mágico, un árbol de la vida, el polvo que se obtiene del fruto de Baobab se está convirtiendo en un producto alimentario muy conocido por sus increíbles características vitamínicas.

Según escribe “Karen E. Lange” en la revista National Geographic, el fruto del baobab, además de ser un ingrediente central en muchas recetas africanas, se puede utilizar como espesante en mermeladas y en salsas de carne o como edulcorante para bebidas de fruta.

El guía también nos contó  que antes de los años 60  dentro del babobab se enterraban a los trovadores (llamados GRIOTS)


Finalizada la visita, volvimos a cruzar el puente de madera


Acabamos la visita comiendo en la taberna du Pecheur... mientras observábamos como los jóvenes arrastraban las redes.




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