“Esperábamos
encontrar menguados los arroyos - propio de la estación estival- y surgieron
múltiples cascadas, que felices y alegres entonaban tenues cánticos
en el silencio del bosque. Cada
cascada – en nuestro paseo- nos regala un guiño que puede
transformarse en emoción”.
Es 2 de julio, en día muy caluroso y sin ninguna nube en el firmamento, “Por mucho que quiera ser, en Julio poco ha de llover” atendimos a la llamada de la montaña; en esta ocasión invitados a la propuesta de José: compañero, montañero y gran conocedor de la Sierra de Madrid.
Iniciamos la primera parte
siguiendo curso arriba el Arroyo del Pradillo; sin nada de caudal en
la parte más baja pero que según fuimos ascendiendo surgió el agua y nos ofreció
multitud de pequeñas cascadas y pozas.
Desde la fuente, tras la
oportuna parada, tomamos dirección hacia la pradera de Navarrulaque
por la Senda Herreros o de la Pata de Cabra, para posteriormente
visitar los miradores de los poetas.
La
Senda Herreros toma el nombre de Enrique Herreros; hombre polifacético(dibujante, pintor, humorista gráfico,
publicista y representante de actrices como Sara Montiel..), y gran
montañero (fue el primero en ascender al Naranjo de Bulnes) que allá
por los años 20 del pasado siglo trazó esta ruta usando la ladera
sur de Siete Picos.
Llegados pradera de Navarrulaque (1.650 m), encontramos varios monumentos: el dedicado a los primeros caminantes de la sierra de Guadarrama, que es una estructura hecha con traviesas de ferrocarril, y el reloj de sol de Cela (caminante antes que nobel, como reza la dedicatoria) y que marca las 13.30 y en nuestros relojes digitales (14.30).
Continuando nuestro camino llegamos a los miradores de Vicente Aleixandre y de Luis Rosales. La historia de estos Miradores es curiosa, en un principio se pretendía llamar la atención sobre la importancia de cuidar y proteger la Sierra de Guadarrama. Con este objetivo, en 1984 se realizó la ruta conocida como del «Aurrulaque» a la pradera de Navarrulaque, donde se leyó el conocido como Manifiesto en defensa de la Sierra de Guadarrama. Tras la muerte ese año del poeta y premio Nobel Vicente Aleixandre, en su honor se pensó en otorgarle el nombre a un mirador. El Mirador de Vicente Aleixandre fue terminado ese mismo año y en una de las rocas se puede leer uno de sus poemas: “Sobre está cima solitaria os miro / campos que nunca volveréis por mis ojos / Piedra de sol inmensa, eterno mundo / y el ruiseñor tan débil que en su borde lo hechiza.».
Reanudando la marcha tras las
necesarias paradas, llegamos a la “Ducha de los Alemanes” que
guarda tras este nombre la leyenda de que algunos montañeros
germanos se duchaban en esta cascada y, entre ellos, posiblemente se encontraría el austriaco Eduardo Schmid (quién dio nombre al
camino). ‘La Ducha de los Alemanes’, también se denomina ‘El chorro del árbol viejo’ por el centenario Tejo que crece a
su lado, aunque es más conocida por el primer nombre debido la
leyenda mencionada.
Para
finalizar, saliendo de la senda marcada, nos acercamos
hasta las
Rocas de Laín (Laín
Entralgo), un mirador donde podemos disfrutar de las hermosas vistas
del valle de Siete Picos, con la Bola
del Mundo al
otro lado, y de paso ver el petroglifo de El Dragón grabado en una
de las losas de piedra que recuerda el nombre original de los Siete
Picos.- Recorrido circular. Con inicio y final en el antiguo Apeadero de Camorritos
- Zona : Cercedilla.
- Distancia : 18.51 km
- Dificultad : fácil
- Nivel: fácil.
- Tiempo: 4 h 33 m en movimiento.
- Tiempo total.8 h 40 m
- Tipo de firme : La mayor parte sendas y poca pista.
- Desnivel: 620 m
- Cota máxima : Fuente de los Acebos 1735 m.
- Cota mínima : Camorritos 1350 m
- Agua : Hay varias fuentes, alguna de ellas con agua.
No hay comentarios:
Publicar un comentario