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domingo, 26 de junio de 2022

Circular: Puerto de Cotos - Puente Angostura.

"No enfrentes al río con la roca: siempre ganará el río; no por su fuerza, sino por su perseverancia".

"Dedica parte de tu tiempo en leer y pensar y serás firme como un árbol”.

Iniciamos la marcha en el puerto de Cotos, y fuimos descendiendo – primero- por el arroyo de la Angostura para después ascenderlo disfrutando de las múltiples cascadas y saltos de agua que van formando las caprichosas aguas del Arroyo, alimentado con la unión de varios afluentes (Cerradillas, Guarramillas y de la Laguna Grande de Peñalara), en su descenso.

La marcha discurre, casi en la totalidad del recorrido, por el pinar de los belgas entre una tupida y frondosa vegetación formada por majuelos, álamos, robles, tejos y multitud de helechos y, por supuesto, los pinos que dan el nombre al paraje.

Este espacio de 2.054 hectáreas, en el que ya crecían pinos en el siglo XIV, primero perteneció a la Comunidad de la Ciudad y Tierra de Segovia en tiempos de la Reconquista y luego a los monjes del cercano monasterio del Paular. Pero en 1840, tras la desamortización de Mendizábal, fue adquirido por un grupo de empresarios y banqueros belgas que constituyeron la Sociedad Belga de los Pinares del Paular, compañía maderera con sede en Bruselas que explota desde entonces este bosque. Se considera que durante todo este tiempo la gestión forestal del pinar fue modélica: extraían la madera de forma selectiva y no repetían las cortas en una misma zona hasta pasado más de un siglo.

El paraje, situado en Rascafría (Madrid) al borde del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama,  alberga una de las mejores representaciones de pino silvestre de la península Ibérica y se ha convertido en un paraíso para el buitre negro, especie protegida. Las necrófagas han encontrado en las copas de estos pinos distribuidos por 2.054 hectáreas el lugar ideal para reproducirse en paz y formar una de las colonias de la especie más importantes de España que se ha expandido por el resto de la sierra. Aunque la empresa explotaba la madera del pinar, se respetaban las vedas (de febrero a septiembre) y los rodales de árboles donde había nidos para no perturbar la cría. La adquisición por los belgas fue “providencial para su conservación”, porque otros pinares de El Paular desaparecieron para obtener beneficios inmediatos. “Incluso rechazaron sustanciosas ofertas para reconstruir poblaciones francesas destruidas en la Primera Guerra Mundial porque habría significado la tala de los árboles”

El primer accidente geográfico singular con el que nos encontramos y pudimos disfrutar es la  Poza de Sócrates, para algunos lugar de meditación filosófica, para otros paraje dedicado a Sócrates Quintana, histórico montañero al que probablemente su hermano dedicó tan bello paraje. Como anécdota, se cuenta que en 1940, un viajero alemán, al contemplar la poza exclamó que era un magnífico lugar para la meditación. Casualmente, otro excursionista que llegaba en ese momento, le sacó de su error, y le explicó que el nombre se debía no al filósofo griego (lo que hubiera sido imposible, pues según su esposa Xantipa nunca se lavaba), sino a su cuñado Sócrates Quintana, nacido en Mieres.

Seguimos el cauce del arroyo en su precipitado descenso y encontramos un hermoso y pletórico ejemplar de tejo. Atendiendo a sus dimensiones, seguramente se aproxime o supere los mil años.


La sucesión de las Pozas, con pequeños saltos de agua, es continua, mostrándose a cada cual más bonito. Mereció la pena parar en este tránsito uno con especial encanto: la Poza de Joselu.

Continuamos nuestro paso y, en no muchas centenas de metros, llegamos Puente de los Hoyones; construído en madera con estribos de piedra, como debió de ser el primer puente del mundo permanece imperturbable al paso de los años.

A media hora más – en nuestro paseo – llegamos al segundo puente histórico: el de la Angostura. Encajado como está en la apretura granítica que le da nombre, entre abedules barbudos y una maraña de brezos y rosales silvestres, merece pararse y hacer la correspondiente foto. Este arco de seis metros de luz, de mampostería sin labrar, lo mandó construir Felipe V para poder viajar en coche de La Granja a El Paular. 

Cruzamos el puente y retornamos arroyo arriba por la senda forestal hasta tomar a la izquierda el camino de las Vueltas que lleva al Puerto de Cotos, no sin detenernos en un par de pozas de singular encanto.

Esta ruta se enmarca entre dos cordales que ciñen el Valle del Lozoya. A mano izquierda Peñalara y los Montes Carpetanos, a mano derecha la Cuerda larga, el Pinar de los Belgas y el filo del embalse de La pinilla, uno de los 5 que represan el Río Lozoya.

FOTOS

  • Recorrido:Circular.
  • Zona : Valle del Lozoya.
  • Distancia : 13.90 km 
  • Dificultad : fácil
  • Nivel: fácil.
  • Tiempo: 3 h 29 m en movimiento.
  • Tipo de firme : sendas
  • Desnivel: 463 m
  • Cota maxima : 1830 m
  • Cota minima : 1374 m
  • Agua : no hay fuente alguna en toda la ruta

Track de la ruta.

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