En
el corazón de Asturias se encuentra el espectacular Desfiladero de
las Xanas, cuya ruta es considerada como la hermana pequeña de la
famosa Garganta del Cares. Pero con una peculiar belleza encajonada y
menor afluencia de senderistas. Recibe
el nombre de xanas en
honor a las ninfas de la mitología astur
leonesa. Para
evitar la repetición lineal del trazado, el descenso se realiza en
paralelo hacia la Vaguada de Valdolayés, que también destaca por
sus sorprendentes paisajes. Nos encontramos en el Monumento
Natural Desfiladero de las Xanas.
Unos metros más arriba nos adentramos de lleno en el desfiladero, la zona más abrupta, con numerosos túneles tallados en la roca caliza. El desfiladero llega a alcanzar una profundidad de ochenta metros, con una longitud de dos kilómetros de garganta fluvial.
Con
el río a nuestros pies, vamos contemplando impresionantes
precipicios. De hecho varias zonas están equipadas con pasamanos de
cuerda para transmitir sensación de seguridad a posibles senderistas
con vértigo, aunque son innecesarios.
La ruta es ideal en cualquier época del año y apta para todas las edades. La senda fue cincelada en la roca en un malogrado proyecto de carretera del primer tercio del siglo XX, para conectar las poblaciones de Pedroveya, Rebollá y Dosango con el Valle del Trubia.
En nuestro caminar hacia Pedroveya, vamos atravesando varios túneles esculpidos en la roca caliza a media ladera. El nombre del desfiladero hace honor a las Xanas, hadas de la mitología astur, las cuales habitan en los ríos y fuentes de esta hermosa región.
Tras acariciar los saltos de agua del Arroyo de las Xanas, también llamado Viescas, la senda va saliendo poco a poco del estrecho desfiladero, y se interna en un bosque de hayas y castaños, atravesando el arroyo por un pequeño puente de madera. Pasamos por la boca de una mina abandonada y las ruinas de un molino de agua.
Tras
avanzar en ascenso un poco más, salimos a campo abierto, rodeados de
prados y con panorámicas lejanas, donde se encuentra la Ermita de
San Antonio de Pedroveya, en cuya entrada destaca un tejo centenario
.
Este mágico lugar es el final de la Ruta de las Xanas, con excepcionales vistas de los prados, montañas y bosques que nos rodean. La Sierra de Serandi se alza frente a nosotros.
A continuación nos dirigimos a la aldea de Pedroveya, donde es muy recomendable realizar la parada principal en el afamado restaurante "Casa Generosa", dando cuenta de un auténtico menú casero asturiano entre hórreos.
Seguimos
con un baja y sube hacia la aldea de Dosango, tras la cual
enlazamos con la Senda de Valdolayés y el definitivo descenso.
Vamos disfrutando el maravilloso paisaje asturiano: montañas, aldeas, prados y bosques, habitualmente envueltos en un tenue ambiente nebuloso. En lontananza se vislumbran los primeros picos de la Sierra del Aramo.
Con
preciosas panorámicas del entorno, caminando primero por un helechal
a la solana, y después al amparo de la umbría de un bosque, nos
dirigimos al punto inicial. Enfrente vamos teniendo panorámicas de
las Sierras de la Pedrisca y de Buanga.
La
vegetación predominante la forman avellanos, castaños, madroños,
fresnos, mostajos, helechos, tilos, arces, robles, aladiernos,
encinas, hayas y olmos. En cuanto a la fauna, es posible el
avistamiento de nutrias, aves de ribera, águilas reales, azores,
buitres leonados y otras rapaces. La zona también es frecuentada por
osos pardos.
El itinerario transcurre
según el tipo de terreno: un 75% por sendero terrizo y pedregoso, y
un 25% por pavimento en los enlaces y callejeos por las aldeas. El
desnivel positivo es de 530 m. y el tiempo total en movimiento fue de
3 horas 15 minutos, sin incluir las paradas. En el vídeo de abajo
hay un montaje fotográfico con mi visión de la ruta, que por motivo
de copyright de la música de fondo, es posible que no pueda
reproducirse en dispositivo móvil, como smartphone y tablet, por lo
que solo será posible visionarlo en ordenador y smart TV.
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