Etiquetas

domingo, 10 de noviembre de 2013

Paraiso de diversidad en Canencia. Otoño.



En la tranquilidad de la fría mañana , basta una ligera brizna de viento para que el bosque tome vida; es  de acompasado arte los ligeros movimientos de hojas, pareciera que la masa arbórea temblase; a ratos simulan pedazos de cristales o pétalos amarillos, verdes y marrones en perfecta armonía.
Todo un paraíso de diversidad se da cita en Canencia en breve paseo de no más de seis kilómetros. Se ofrecen quietos abedules, tejos, acebos, brezos, pinos, robles e incluso algunos ejemplares de Abeto de Douglas.
Hoy, en los inicios de noviembre de 2013,
 
 llegan agradables temperaturas sin cita previa; el refranero referido al santoral, se ve traicionado y rompe sus siempre certeros pronósticos “ por  los Santos nieve en los altos, por San Andrés (30 de noviembre ) nieve en los pies”;  o será  que  San Martín viene adelantado: Nos encontramos a escasos días del Veranillo de San Martín (el 11 de noviembre),  episodio meteorológico de carácter anual en el cual, en el Hemisferio norte, durante alguno de los últimos días de verano y los primeros de otoño, la temperatura se mantiene agradable.
Entre la masa arbórea lucen con gracia, los robles Quercus robur y especialmente los abedules(betula alba) , que se distinguen  por sus troncos plateados, aunque llenos de estrías negras, dada su edad, y sus hojas romboidales dentadas hoy vueltas en tonos oro, ocres y marrones.
Es mucha la leyenda y lo que se ha escrito sobre los abedules. En diferentes culturas y épocas históricas se reitera sobre sus cualidades  purificadoras, en gran parte debido  a sus usos medicinales; en otras, es considerado árbol mitológico.  Para los celtas era un árbol sagrado; era el árbol de comienzo, símbolo de la renovación, de las nuevas oportunidades, lo que vuelve a nacer. Debido principalmente al ser de todos los árboles, el primero renueva las hojas.


No hay comentarios:

Publicar un comentario