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domingo, 3 de noviembre de 2013

El Castañar de El Tiemblo. Un bosque de colores convertido en cuento.



¡Delicioso otoño! Mi alma está muy apegada a él, si yo fuera un pájaro volaría sobre la tierra buscando los otoños sucesivos. (George Elliot)

El Castañar del El Tiemblo, en Ávila, es una de las excusiones otoñales imprescindibles para quienes vivimos apenas 100 km de Madrid.
Se forma el castañar en las laderas de la Reserva del Valle de Iruelas, en el municipio de El Tiemblo.  Con dos horas de fácil paseo podemos visitar este espacio, a través de sendas marcadas de no más de 4 kilómetros, donde no hacen más que agradecer a la madre naturaleza o a su creador las maravillas de estas superficies arbóreas tan singulares.

Sería aconsejable la visita  del bosque en cualquier época del año, pero hay que reconocer que es en Otoño cuando despliega toda su fuerza.  En el paseo, quedamos inundados  y nos ciegan los múltiples colores que nos sirve el otoño en  el castañar; De generosidad notable es su contraste cromático; tonos oro, ocre, verde y variedades infinitas de marrón lo traen los castaños, los sotos de robles, servales, acebos y pinos de la zona.
A la par que nuestra mirada disfruta de tan  sorprendente espacio; este escenario nos hace evocar todos aquellos cuentos de hadas que de pequeños solíamos escuchar de boca de nuestros padres, o abuelos. Bosque sombrío, húmedo, laberíntico, lleno de grandes y singulares árboles con  diferentes formas y tamaños traen a nuestra memoria a Hansel y Gretel, Pulgarcito, la Bella Durmiente o Caperucita.
En el paseo encontramos el refugio de Majalavilla y un castaño muy singular:  El  abuelo.  Este imponente castaño es la atracción principal del Castañar, árbol que se estima pudiera tener 526 años, es el más visitado. Allí, se cuenta, los pastores solían guarecerse de las tormentas dentro de su enorme hueco.






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