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miércoles, 10 de noviembre de 2021

Casillas - Alto del Mirlo - Castañar del Tiemblo - Casillas

 "Si realmente amas la naturaleza, encontrarás la belleza en todas partes". (Vincent Van Gogh). 



En plena celebración de la fiesta de la Almudena de Madrid, nos acercamos a Casillas a disfrutar del otoño en su plenitud. Preciosa ruta otoñal entre las poblaciones  de Casillas y el Tiemblo. 
Salimos del pueblo – desde el bar de Casillas - junto al panel informativo que muestra todas las rutas que se pueden realizar desde este pueblo tan poco agraciado. Tomamos la calle que nos va indicando la subida al puerto; robles, castaños y pinos nos acompañarán hasta el puerto de Casillas.




Una vez en el puerto, al otro lado, nos sorprende un hermoso valle; el valle de las Iruelas, lugar protegido medio-ambientalmente.
El valle está drenado por multitud de arroyos de montaña -el principal es el de Iruelas, afluente del río Alberche- que hacen que sus laderas estén cubiertas por un valioso bosque formado por gran diversidad de especies. Entre todas destacan los pinos negrales y laricio, de los que aún se conservan unos grandes y centenarios ejemplares. En el Valle de Iruelas está instalada la colonia más numerosa (alrededor de 120 parejas) de buitres negros de Castilla y León.



Desde el puerto tomamos la pista que sale a la derecha... con pendientes bastantes pronunciadas siguiendo la cuerda en altura  nos llevará al Alto del Mirlo.
El Alto del Mirlo o el Travies, con una altitud de 1768 m, es una de las montañas más altas y relevantes de la Sierra de Gredos. Desde el alto disfrutamos de una amplia vista de 360 grados. A nuestros pies tenemos el Valle del Alberche y del Tietar, a la izquierda según subimos se ofrece todo el sistema de la Sierra de Gredos y a la derecha las últimas estribaciones de esta, como cabeza de la Parra y el Cerro de Guisando.




Posteriormente, tras un breve refrigerio, iniciamos campo a través una bajada escarpada y confusa hasta encontrar el camino que nos llevará al Castañar; a medida que bajamos seguimos disfrutando en el horizonte de las imágenes que ofrece la Sierra de Guadarrama, con algunas cimas nevadas... tras un descenso prolongado llegamos al Pozo de las Nieves.



Pozos de las Nieves. Ya los árabes, pioneros en la invención de la vida sibarita, construían pozos para almacenar la nieve que caía del cielo en torno al año 1100. Con acierto, dedujeron que la mejor manera de preservar la nieve de los rayos mortíferos del sol era enterrarla bajo una gruesa capa de tierra que hiciera de aislante.
El proceso era laborioso: Primero era preciso buscar el terreno ideal: unas praderas a suficiente altitud como para que nieve y haga frío y con espacio para ir acumulando la que caiga en los alrededores. Allí se cavaba un pozo grande, de cuatro a seis metros de ancho y entre seis y diez de profundidad. Para asentarlo sus paredes se forraban con mampuestos de granito y, para evitar que el fondo del pozo se embarrase con los deshielos, se construía un entablamento por debajo del cual se realizaba el desagüe. Una vez hecho el agujero-almacén se levantaba a su alrededor el edificio de piedra que lo albergaba y servía de vivienda también al ejército de operarios necesarios para que la industria fuera rentable. Después era cosa de esperar la nevada y comenzar el trajín.




Éste consistía en ir amasando grandes bolas de nieve compacta que eran arrojadas al interior del pozo, donde otros operarios –neveros, como se llamaba al oficio- se encargaban de ir formando capas de hielo que, cada metro y medio de grosor, recubrían de helechos o retamas para reforzar el efecto aislante. El tiempo de la venta llegaba en primavera y verano, que es cuando la demanda crecía, sobre todo encaminada a la conservación alimentaria y también terapéutica.. Tocaba entonces cargar la nieve en una reata de burros y bajar a todo trapo en medio de las cortas noches de verano para  realizar el comercio por los pueblos del entorno antes que despuntara el alba y la mercancía acabara convertida en un charco sin valor.
Tras la visita al Pozo de las Nieves, iniciamos el descenso que nos llevará tras pasar por un frondoso robledal al Castañar del Tiemblo.



El sendero El Castañar de El Tiemblo nos permite explorar y conocer uno de los bosque más hermosos y singulares de la Comarca . El  bosque se convierte en un paisaje pintoresco, casi de cuento. Es la época en los que los caminos se llenan de hojas secas y de pequeños “erizos” llenos de castañas.
Los castaños visten el bosque de colores naranjas, dorados y amarillos y la luz apenas penetra en el bosque, donde los pocos rayos de sol que lo consiguen crear estelas casi mágicas. Es una experiencia única, más que recomendable, sobre todo si eres amante de los bosques, de la naturaleza y de los colores del otoño.


Una de las mayores atracciones del bosque es  el castaño denominado  El Abuelo;  Se le conoce cariñosamente como “El Abuelo” y se trata de un árbol muy querido en la zona, estimándose que debe tener uno 525 años. Los pastores solían guarecerse de las tormentas hasta hace relativamente poco dentro de su enorme tronco hueco y parece que alguien prendió fuego cerca de él y está un poco chamuscado. Aún así, sigue resultando imponente y sus “hijos” crecen con fuerza


Aproximadamente 6 horas de ruta, con paradas para comer, fotos y simplemente disfrutar del entorno.

FOTOS

  • Zona : Sierra de Gredos.
  • Recorrido: Circular.
  • Tipo de firme : Pistas, caminos, sendas y algo de asfalto..
  • Distancia total: 21,48  km.
  • Dificultad. medio.
  • Nivel: Medio - se precisa tener una mínima forma física.
  • Ascenso total: 995 m. 
  • Descenso total: 950 m. 
  • Altura máxima: 1.767 m. 
  • Altura mínima: 1011 m. 
  • Tiempo total: 6.48 h. 
  • Tiempo en movimiento: 5,15 h. 
  • Agua : hay varias fuentes  en  la ruta 
  • Señalización : siguiendo el track y sendas en gps

TRACK DE LA RUTA.




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