“No puedes fiarte de tus ojos si tu imaginación no está enfocada”.
Mark Twain
Mark Twain
Tiempo: Cinco
horas.
Situación. Sierra
de la Cabrera.
Longitud: 10
kilómetros.
Desnivel: 400 metros (acumulado 750)
Dificultad: Fácil.
Material: Botas
de media montaña y agua.
Recomendaciones: Procurar
realizar la excursión sin lluvia.
Son cientos de veces los que tomo la
Nacional 1 en el camino hacia Soria,
lugar de donde soy oriundo, y a pesar de
la reiteración; una y otra vez me sigue
causando grata sorpresa el encuentro con esta cadena montañosa, mesurada en sus dimensiones pero con
apuntes de majestuosidad.
El conductor, en su coche, no queda impasible y desvía
sin querer la atención y mirada llevado por el goce y deleite de tal fenómeno
orogénico, tal vez producto de una erosión diferencial o del plegamiento
hercínico de hace 250 millones de años.
Rocas de distintos tamaños, graníticas en su mayoría,
pueblan este espacio privilegiado originando un relieve escarpado muy
diferente; casi vertical en la vertiente meridional y más suave en la
septentrional.
Tras dejar el coche en la gasolinera, en el
extrarradio de la localidad, tomamos una
senda que nos traslada a la espalda de la montaña; en los primeros momentos generosa en
vegetación (roble melojo y jara) y a
medida que va encumbrando incrementa
proporcionalmente la zona rocosa y disminuye la vegetativa (encina y enebro).
El camino inicial convertido en sendero, apenas
zizagueante, busca de forma inexorable tras superar apenas kilómetro y medio el Pico de la Miel;
mole de piedra de magnas dimensiones. Una vez allí, descubierto el
vértice geodésico (1392 metros) , nuestra mirada queda atenta y repara desde este
lugar privilegiado en un sinfín de detalles; el embalse del Atazar, el cordal
de Guadarrama desde el puerto de Somosierra hasta Peñalara, algunas de las
cimas de Ayllón con Tres Provincias, el Cerrón,
el pico El Lobo y el Ocejón.
Destrepando los canchales que sujetan el Pico de la
Miel, descendemos al collado para, en continuas subidas y bajadas, continuar
nuestro recorrido por el cordal en la búsqueda del Cancho Gordo (1564 m); lugar más alto de la sierra; no
sin admirar las múliples composiciones que las formaciones rocosas muy
caprichosas en algunos momentos nos deparan.
Llegados al
Collado Alfrecho; y una vez repuestas las energías consumidas, decidimos una
sección del grupo continuar a Cancho Gordo y otra ( entre los que me
encuentro) tornar al Pico de la Miel,
para tomando la línea mas recta, vertiente meridional, a pesar de las dificultades de la orogenia
volver al al punto de partida.
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