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miércoles, 9 de octubre de 2024

Viaje a Castillos del Loira, Bretaña, Normandía y París.

Nuestra primera parada, tras salir de París, en el inicio del itinerario del Loira fue el castillo de 

Cheverny 

 La historia del castillo de Cheverny se remonta al siglo XVI, aunque la mayoría de la arquitectura actual es de la primera mitad del siglo XVII. Dos generaciones hicieron falta para acabar la obra y la decoración interior. 

 Con más de seis siglos de historia lleva en manos de la misma familia desde su construcción. La familia en cuestión es la Hurault, cuyos últimos descendientes –el marqués y la marquesa de Vibraye– siguen viviendo en el castillo, en el ala derecha.

La familia Hurault “perdió” la propiedad del castillo en dos ocasiones a lo largo de su historia. La primera fue a manos de Diana de Poitiers  (amante del rey). Al morir el rey, su mujer Catalina de Medici, expulsó  de la corte a Diana. La echó, pero le concedió el castillo de Chaumont-sur-Loire. Mientras lo acondicionaba a su gusto, Diana compró el castillo de Cheverny para tener “un techo bajo el que dormir”. Poco queda del castillo que habitó a mediados del siglo XVI. 


  


 


 

 Dentro del castillo encontramos una colección de armas y armaduras, tapices, baúles de viaje, un gran salón, una biblioteca y una capilla. Como en el resto de los castillos reales del valle del Loira, estos, disponían de una habitación reservada para el monarca en caso de que este quisiera usarla. La de Cheverny – usada por Enrique IV- es un lujo de decoración obra e Jean Monier. Cabe destacar en la estancia los magníficos tapices, artesonado así como el resto de decoración.  

Al salir del castillo  nos sorprenden sus generosos jardines, invernadero  y huerto; allí encontramos diferentes frutales.

 Otra de las curiosidades ante la que nos encontramos es, casi junto a la salida, la gigantesca perrera que alberga; nos comentan que pueden llegar a ser cien el número de perros. Perteneció al equipo de cazadores - fundado en 1850- por el marqués de Vibraye.  Actualmente únicamente se practica la caza del ciervo.

La siguiente parada nos llevó a Amboise.

Amboise, joya arquitectónica del Renacimiento, refleja su majestuosa silueta en el Loira, río declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad.

En los albores del Renacimiento, la poderosa fortaleza medieval de Amboise da paso a una residencia real, durante los reinados de los reyes de Francia Carlos VIII y Francisco I. Aquí se alojarán, invitados por los soberanos, la corte y numerosos letrados y artistas europeos, entre ellos Leonardo da Vinci, cuyos restos descansan en la capilla del castillo.

Este lugar destacado de la Historia de Francia alberga una excepcional colección de mobiliario gótico y renacentista que demuestra el refinamiento artístico del primer Renacimiento francés. Tras la visita de los aposentos reales y de las imponentes torres de herradura, el paseo se prolonga en los magníficos jardines panorámicos que dominan el Loira.

Tours.

Tours es una ciudad universitaria entre los ríos Cher y Loira en Francia. Alguna vez fue un asentamiento galorromano y actualmente es una ciudad universitaria y una vía tradicional de acceso para explorar los chateaux del valle del Loira

Entre los monumentos más importantes se destaca su catedral. Esta, catedral de Saint-Gatien, se considerada como una de las catedrales más bellas de la región Centro-Val de Loira. Presenta una magnífica fachada gótica y destacan su colección de deslumbrantes vidrieras y su grandiosa nave.

Y no se pierda el apacible Cloître de la Psalette, monumento histórico protegido. Con su bonito jardín y sus gárgolas, es el lugar ideal para un descanso atemporal en el corazón de la ciudad.Otros de los edificios que visitamos, aparte de las típicas casas de Tours y de la torre de Carlo Magno fue la basílica de  san Martín de Tours. El pueblo le profesa gran fe a este santo y ha sido motivo de peregrinación.

 


 





 

 Leyenda sobre san Martín. Cuenta la leyenda que un día, cuando era un joven soldado destinado en la Galia (hoy Francia), Martín se topó con un mendigo miserable y tembloroso que se aferraba a sus harapos en medio del frío. Se dio cuenta de que nadie ayudaba al hombre, pero Martín no tenía nada consigo excepto la ropa de soldado que vestía. Abrumado por la preocupación, Martín se quitó su pesada capa de caballería de lana y la cortó en dos, luego le dio la mitad al mendigo.

Más tarde, Martín tuvo una visión en la que Jesús llevaba la capa que le había dado al mendigo. En su sueño, Jesús les dijo a los ángeles que lo rodeaban que Martín se la había dado. Martín se bautizó de inmediato y, poco después, se negó a luchar contra los invasores francos por motivos de conciencia y terminó en prisión. Cuando los invasores decidieron repentinamente entablar negociaciones de paz, Martín fue liberado y obtuvo la baja del ejército.

El castillo de Chenonceau. 

 También llamado  “de las damas” p

orque a lo largo de la historia han sido en su mayoría mujeres  las responsables de su estilo y decoración . Comenzando por Katherine Briçonnet, la esposa de Tomás Bohier –cobrador de Francisco I, el constructor del castillo de Chambord–, que se encargó de las obras iniciales del château a principios del siglo XVI.

 

 


 


 

 



El hijo de Tomás Bohier tuvo que cederlo a Francisco I como compensación: su padre había sido acusado de malversación. Chenonceau pasó entonces a manos de la corona francesa y las mujeres siguieron embelleciéndolo. Enrique II, hijo de Francisco I, se lo regaló a su favorita –en aquella época las amantes reales no se escondían–, Diana de Poitiers.

Cuando Diana de Poitiers tomó posesión del castillo, en 1547, buscó mostrar su poder como favorita del rey y rentabilizarlo. Lo amplió para tener sala de recepción y diseñó sus jardines, entre los más espectaculares de la época. Respecto a rentabilizarlo, pensó en levantar granjas, plantaciones de árboles frutales y viñedos.

Diana de Poitiers decidió también construir un puente sobre el río para poder ir a cazar a la otra orilla. Sí, la imagen que se ha quedado grabada en tu mente es debida a una casualidad: la favorita del rey no quería ir hasta el siguiente puente sobre el río y decidió construir uno detrás de su castillo.

La muerte del rey, y la recuperación del castillo por Catalina de Medici, la esposa de Enrique II, obligó a interrumpir las obras.

Catalina de Medici siempre había querido para ella el castillo de Chenonceau así que una de las primeras cosas que hizo a la muerte de su marido fue expulsar a su amante y recuperarlo. Expulsó a Diana de Poitiers pero, a cambio, le dio el castillo de Chaumont-sur-Loire.

A Catalina le gustó la idea del puente sobre el río, pero le dio un toque mucho más palaciego construyendo sobre él una galería de dos plantas que servía como sala de baile, recepción y fiesta. Desde Chenonceau controló el destino de Francia durante sus tres regencias.

Posteriormente  el castillo, tras el fallecimiento de Enrique III –uno de los hijos de Catalina de Medici– pasó Luisa de Lorena, última reina que ocupó sus salas pasando los siete últimos años encerrada en el castillo.

Posteriormente, el castillo de Chenonceau, recuperó su esplendor con Louise Dupin en el siglo XVIII. Montesquieu, Voltaire o Rousseau eran habituales en sus tertulias. Su amistad con estos personajes le ayudó a salvar el castillo de la Revolución Francesa. En la Primera Guerra Mundial, fue también hospital de campaña.

Jardines del villandry.

Nos encontramos en un lugar impresionante; caracterizado por la armonía de su arquitectura y sus jardines;  Villandry es el último de los grandes castillos construidos a orillas del Loira durante el Renacimiento. Sus 7 hectáreas de extraordinarios jardines, repartidos en cuatro niveles de terrazas, combinan estética, diversidad y equilibrio. Hay un huerto decorativo, jardines ornamentales, un jardín acuático, un jardín de plantas sencillas y un jardín solar.

Joachim Carvallo y Ann Coleman, bisabuelos del actual propietario, hicieron de Villandry la obra de su vida al recrear esta finca de estilo renacentista en armonía con el castillo a principios del siglo XX. Esta casa familiar, remodelada en el siglo XVIII y totalmente amueblada, desprende un ambiente cálido y acogedor.

Angers.
Angers es una ciudad del oeste de Francia, situada a medio camino entre Nantes y Tours. En el corazón de Anjou, en el Valle del Loira, Angers cuenta con importantes elementos que suscitan un gran interés; entre otros; castillo,  catedral y casco antiguo hacen de esta ciudad un lugar singular..

Destacan nada más llegar las colosales murallas de la fortaleza medieval del rey René, duque de Anjou de 1434 a 1480. Construida en el siglo XIII, la gigantesca fortaleza real se extiende a lo largo de casi medio kilómetro, dando una formidable impresión de poder. En el castillo se encuentra un famoso Tapiz del Apocalipsis: con sus 100 metros de longitud, ilustra el texto del Apocalipsis de San Juan, representando así de forma excepcional el contexto histórico, social y político de su época.  

Catedral. Rodeada de un encantador casco histórico, la Catedral de San Mauricio de Angers es un edificio del siglo XII. Situada en lo alto de la escalinata de Saint-Maurice, esta iglesia te sorprenderá por sus modestas proporciones, en comparación con las catedrales góticas de Île de France. Antes de entrar en el edificio, observa las ocho estatuas de santos que adornan la fachada. Al entrar en la catedral, podrás admirar el estilo gótico angevino con sus bóvedas abovedadas y sus nervaduras. En el interior, admira las vidrieras medievales, que producen un extraordinario juego de luces.

La Cité es el barrio histórico de la ciudad, donde se encuentran el castillo y la catedral de San Mauricio. Alrededor de esta zona se encuentra el centro de la ciudad propiamente dicho, con el barrio comercial y numerosas instituciones como la prefectura, el ayuntamiento y la biblioteca

Rennes.


Cheverny, Amboise y Tours.

Tours  Cstillo Chenonceau,

Tours, Angers, Región de Rennes.

Saint Malo, Mont Saint Michel, Región de Caen.

Playas del desembarco

Rouen.

lunes, 18 de diciembre de 2023

Ciudades Rumanía: Brasov y Bucarest.



Brasov es una de las ciudades más visitadas de Rumanía por la cantidad de lugares de interés histórico que posee y por sus bellos monumentos que van desde el estilo Gótico al Barroco y Renacentista.

 


Está situada en el centro del país, a 166 kilómetros de Bucarest y 264 de Cluj – Napoca, al sureste de la región de Transilvania, justo en el punto donde se unen los Montes Cárpatos y la Depresión de Brasov.

Gracias a esta situación geográfica, Brasov es considerada como un lugar ideal para realizar cualquier tipo de vacaciones, ya que está cerca de los monasterios de Moldavia del norte, los balnearios del Mar Negro y la región de Maramures, en el noroeste, con sus iglesias centenarias de madera.

 

Plaza

Plaza del Ayuntamiento. En ella se pueden admirar impresionantes edificios barrocos con fachadas muy decoradas; a ella se accede por la calle Republicii, una importante arteria peatonal llena de vida.

En la plaza se encuentra la torre del antiguo ayuntamiento (Casa Sfatului, de 1420), un destacado edificio de arquitectura sajona, que se encuentra en el centro de la plaza y que alberga el Museo de Historia Brasov.

 La llamada Torre del Trompetista se utilizaba en la Edad Media como torre de vigilancia. En la plaza también se encuentra la Casa del Mercader, de estilo renacentista, convertido en restaurante; la hermosa catedral ortodoxa, con sus bellas arcadas, y el Museo de la memoria de la familia Mureseanu.

Calle peatonal.


La mayor parte del centro de Brasov es peatonal, por lo que el ambiente es mucho más tranquilo y anima al visitante a pasear.

Otro de los monumentos a destacar es la Iglesia Negra (Biserica Neagra - es la iglesia gótica más grande de Rumanía. Fue construida entre 1383 y 1477, y destruida en gran parte tras la primera invasión turca en 1421, y el nombre que tiene actualmente se debe a un incendio que tuvo lugar en 1689 que dejó ennegrecidas las paredes. El interior es de una gran belleza, con sus pórticos de estilo gótico y las galerías de estilo barroco; las estatuas, la pintura mural y los asientos del siglo XVII y primera mitad del XVIII.

Y también los tapices de Anatolia de los siglos XVII y XVIII, que constituyen una de las colecciones más ricas de Europa. Pero uno de los mayores atractivos de la Iglesia Negra es el inmenso órgano de 4000 tubos construido entre 1836 y 1839, que es uno de los órganos más grandes de Europa. 

 

Puerta de Santa Catalina

Fortificaciones de Brasov

Desde la llegada de los sajones en el siglo XII, la ciudad se vio varias veces atacadas por turcos y mongoles, por lo que los sajones tuvieron que construir fortificaciones en torno a la ciudad. La mayoría fueron construidas entre 1400 y 1650: las murallas, las puertas y las torres defensivas. Todavía hoy se puede observar parte de la muralla, de 40 metros de altura, aunque la mayoría fue derribada en el siglo XIX para que la ciudad pudiera expandirse.

 La Puerta de Santa Catalina es la única puerta que ha sobrevivido de la época medieval. Fue realizada por el gremio de los sastres en 1559. Encima de la entrada se puede ver un escudo de la ciudad: una corona sobre un tronco de árbol. Las cuatro torrecillas simbolizan, al igual que otras ciudadelas sajonas,  la autonomía judicial del ayuntamiento.

Desde la montaña.


Montaña de Tampa

Brasov se encuentra a los pies de la Montaña de Tampa (Tampa Muntele). Para ir hacia la cima, donde se construyó la fortaleza defensiva original, se puede acceder por teléferico o caminando. Desde allí se puede disfrutar de unas impresionantes vistas.




Bucarest -capital de Rumanía- está ubicada a las orillas del río Dâmbovița, al sureste del país. Por ser la capital rumana (desde el año 1862), Bucarest es la ciudad más importante y poblada de la nación, siendo el principal centro en campos como industria, transporte, comercio, comunicación, educación, arte y cultura de Europa del Este. Con una población de 1.977.985 (para el censo del año 2017) entra como décima en la lista de las ciudades más habitadas de toda la Unión Europea.

Los principales lugares que se pueden visitar en Bucarest se encuentran en el centro de la ciudad, así que si te alojas en este área, podrás llegar caminando a la mayoría de los lugares de interés.



El Palacio del Parlamento es uno de los lugares imprescindibles que se pueden visitar.  Es el segundo edificio más grande del mundo, solo superado por el Pentágono y es uno de los ejemplos más impresionantes de la arquitectura rumana durante la época comunista.



Monasterio Stavropoleos. La iglesia se construyó en 1724 junto con un pequeño monasterio y una posada con la que se cubrían todos los gastos.

A finales del siglo XIX la posada y el monasterio fueron demolidos y algunos terremotos provocaron la caída de la cúpula de la iglesia, por lo que llegó a proponerse su demolición, algo que por fortuna no llegó a llevarse a cabo, sino que fue reconstruida y restaurada.



El exterior de la Iglesia Stavropoleos está recubierto por coloridos murales que cautivan las miradas de los viandantes. Al atravesar sus diminutas puertas de madera nos encontramos con un interior recargado en el que sorprende encontrar tanta belleza reunida. Las paredes y techos se encuentran cubiertos por frescos y elegantes elementos decorativos que conforman una hermosa colección de arte religioso y bizantino.



El Ateneo Rumano es uno de los edificios más emblemáticos de Bucarest. Este imponente edificio neoclásico es la sede de la Orquesta Filarmónica Rumana y uno de los lugares de concierto más populares de la ciudad y ha acogido a algunos de los músicos más famosos del mundo. El interior es tan impresionante como el exterior, con una gran cúpula central y grandes escaleras.



El Palacio CEC es uno de los edificios más bellos de Bucarest. Situado en el corazón de la ciudad, se construyó a finales del siglo XIX y es la sede del banco. Actualmente no es posible visitar el edificio.



La librería Carousel es una institución muy querida en Bucarest. Fundada a principios de los años 90, fue una de las primeras librerías de la ciudad en tener una amplia variedad de todo tipo de libros en diferentes idiomas. El interior de la librería es espectacular y muy fotogénico, por lo que es un lugar que no puede faltar en una ruta de viaje a Bucarest



El Caru’ cu Bere es uno de los restaurante más famoso de Bucarest. Su cocina tradicional y su ambiente, con música en directo y bailes tradicionales, lo han convertido en un clásico para comer en la capital rumana.



La calle de los Paraguas de Bucarest o también conocida como el Pasaje Victoria (Pasajul Victoriei) es una de las calles más singulares e interesantes de la ciudad.



El Memorial del Renacimiento es un emotivo monumento que conmemora al pueblo rumano que perdió la vida durante la Revolución de 1989. El monumento se encuentra en la plaza donde el pueblo rumano se enfrentó al régimen comunista, luchó por su libertad y derrocó al comunismo.

El monumento está formado por unas estatuas de bronce y un pilar central de mármol de 25 metros de altura sobre el cual se coloca una corona de bronce. El Memorial del Renacimiento es una visita obligada para todo aquel que visite Bucarest.

 


El Palacio Real de Bucarest, al igual que el Memorial del Renacimiento, está situado en la Plaza de la Revolución y es un bello ejemplo de arquitectura neoclásica.

FOTOS.







martes, 12 de diciembre de 2023

Viaje a Rumanía en el puente de Diciembre 2023. Castillos y palacios.

 En el puente de diciembre de 2023 guiados por Elena y David disfrutamos de un fantástico viaje a Rumanía.

Hotel.

Tras aterrizar en Bucarest, y  tras tres horas de viaje en autobús - nos dirigimos en pleno corazón de la cordillera de los Cárpatos (Transilvania) a la localidad de Bran, lugar donde nos alojaremos esta primera noche.


Castillo  de noche.

Tras acceder al recinto, encontramos un bello parque,  Parcul Regal, con un pequeño lago desde el que admirar el schildmauer (muro sobre el que se levanta un castillo en una montaña) del castillo.

Lago y  castillo.

Allí, en esta localidad, se encuentra el castillo de Bran;  Es la fortaleza más conocida en Rumanía por su tradicional vinculación al famoso personaje de Drácula de la novela de Bram Stoker.



Acerca de la leyenda, la única certeza que albergábamos es que Drácula nunca vivió en el Castillo de Bran. De hecho, cuentan que fue Nicolae  Ceausescu, el que a sabiendas de que el Castillo de Bran era mucho más espectacular que el de Poienari, comenzó una campaña de marketing para atraer al incipiente turismo extranjero hasta la fortaleza. Y muy acertadamente lo hizo, si es que fue así, pues pronto el Castillo de Bran se convirtió en el gran reclamo turístico de Transilvania -y de Rumanía-, atrayendo a más de medio millón de visitantes al año.


Tejados y torre circular.

Incluso, puede que ni Bram Stoker se inspirase en este lugar para ambientar la residencia de Drácula en su novela. Stoker nunca visitó Europa central, y halló su inspiración en los relatos de un erudito húngaro llamado Arminius Vámbéry. Además, en Rumanía hay otros castillos con mayores posibilidades de haber alojado la morada de Drácula.


El castillo no es muy grande, es verdad. No es el castillo de Drácula, cierto. Pero es un castillo curioso, está muy bien restaurado, se encuentra perfectamente conservado y, desde luego, posee una arquitectura única, digna de visitar.

Interior del castillo

Historia.

Situado sobre una roca a 60 metros de altura, el castillo de Bran es de estilo neogótico. Mircea el Viejo, abuelo de Vlad Tepes, convirtió al castillo en una fortaleza residencial con estancias, mazmorras, patio de armas, torres de vigilancia y pasadizos subterráneos.

Bran era un emplazamiento estratégico por encontrarse en pleno desfiladero de Bran, uno de los pasajes transcarpatianos más importantes en la frontera entre Transilvania y Valaquia, utilizado como ruta comercial y lugar destacado desde donde acometer las invasiones militares.

Inicialmente, el Castillo de Bran (“branasignifica “puerta” en eslavo) era un baluarte conocido como La Piedra de Dietrich. Fue erigido por caballeros teutónicos –orden religioso-militar alemana- en 1212, como una posición fortificada en la entrada de un puerto de montaña a través del cual los comerciantes habían viajado durante más de un milenio.


Patio Central y pozo.


En 1242, fue destruido por los tártaros y en 1377, Ludovic D’Anjou, rey de Hungría, dio a los habitantes de Brasov el privilegio de construir un castillo en el lugar de la vieja fortaleza.

Luego, entre 1419 y 1424, el castillo estuvo en manos del rey de Hungría, y entre 1438 y 1442, fue utilizado como defensa contra el Imperio otomano.  Más tarde se convirtió en un puesto de aduanas en el puerto de montaña en la frontera entre Transilvania y Valaquia.

Despué de la Primera Guerra Mundial, se firmó el Tratado de Trianon, donde la región de Transilvania fue cedida al Reino de Rumania, y con ello, el castillo de Bran pasó a pertenecer a la administración rumana, que lo cedió a la Reina Marie, convirtiéndolo en su residencia de verano.

Estancia con elementos medievales


Después de la muerte de la Reina, el castillo pasó a manos de su heredera, la princesa Elena de Rumanía, que descuidó mucho su conservación. Pero tras la restauración de la década de 1980 y la Revolución rumana de 1989, pasó a ser un importante destino turístico.

Tras la Dictadura, el gobierno rumano devolvió el castillo al heredero de la princesa Elena, Dominico de Habsburgo, que puso en venta el castillo por el precio de 50 millones de euros, pero finalmente los tratos no llegaron a cerrarse y la propiedad sigue en manos de los Habsburgo.

En una publicación de la revista Forbes, el castillo fue valorado en 140 millones de dólares, cantidad justificada por los expertos debido a los ingresos que podría proporcionar este edificio histórico como destino turístico. Según las últimas noticias, la familia Von Habsburg ha decidido formar una sociedad a medias con las autoridades rumanas para mantener el castillo abierto a los turistas.


Vlad Tepes 


Sobre Vlad Tepes  (1431-1476). Príncipe de Valaquia durante el siglo XV, la inusitada crueldad de que hizo gala durante su gobierno dio pie a una leyenda diabólica que pasó a la literatura de la mano de Bram Stoker. Se cree que liquidó a más de 100.000 personas, y que disfrutaba asistiendo a muertes lentas que incluían torturas, descuartizamientos y sobre todo empalamientos, de donde le viene su siniestro apodo, pero no parece probable que mordiera cuellos. Fue un tirano y un guerrero cruel, pero no un vampiro. 

 Palacio de Cantacuzino


El Palacio Cantacuzino se asienta en Busteni, localidad abrazada por los Cárpatos de Transilvania, una región de bosques, pueblos y castillos impregnados de leyendas;fue construido en 1911, primero como pabellón de caza y luego como residencia del príncipe Gheorghe Grigore Cantacuzino, quien fuera alcalde de Bucarest y dos veces primer ministro de Rumania en los primeros años de 1900.

Vista exterior.


El noble falleció en 1913, solo dos años después de que se completara el proyecto. Elevado sobre una colina con vistas al pueblo de Busteni que se extiende a sus pies, el palacio está formado por el edificio principal y otros pabellones administrativos y para el servicio, además de una capilla. Fue propiedad de la familia hasta 1948, cuando se nacionalizó para convertirlo en un sanatorio.

Mosaico.


 El príncipe Cantacuzino quiso recrear su reino particular. Para ello llamó a los mejores arquitectos de Rumania, quienes diseñaron su recinto palaciego. Tras la fachada con balcones y arcadas, se abre un interior señorial que puede visitarse por libre. Destaca el Salón de Baile, ejemplo de la arquitectura rumana Brâncovenesc, un estilo que imperó en los siglos XVII y XVIII, que mezclaba detalles bizantinos, otomanos y del Renacimiento tardío, una estancia que plasma el esplendor con el que vivían los nobles de aquellos años



Sala interior.


En la decoración abundan los adornos art nouveau, suelos de mármol y de parquet con dibujos, vidrieras, mosaicos, escaleras de roble con pasamanos de forja, y techos de estucos y madera tallada. Abundan las chimeneas de piedra caliza blanca con láminas de oro y mosaicos con incrustaciones, y puertas de roble talladas con ornamentación vegetal.

Candelabro gigante.


En el interior se exhibe una extensa colección de escudos de armas de los Cantacuzino. También hay una galería con retratos de una docena de antepasados ​​realizados en cuero cordobés. Otra estancia está adornada con frescos y los escudos de armas de 27 miembros de la familia. El único accesorio de iluminación original que queda es un candelabro gigante, réplica del que cuelga en el Gran Museo Hagia Sophia de Estambul. En 2015 se inauguró la Galería de Arte del Castillo de Cantacuzino, donde se muestran ejemplos de arte contemporáneo de la Sociedad de Artistas Figurativos de Rumania.

 Castillo de Peles - Sinaia.


El palacio.

El Castillo de Peles, que toma el nombre del río cercano, es la gran joya de la población de Sinaia y una de las atracciones más visitadas de Rumanía. Pero el Castillo de Peles no es un castillo al uso con torres y almenas, es más un fenómeno arquitectónico: una gran y moderna casona del siglo XIX convertida en residencia de verano en mitad de un paisaje espectacular en el corazón de los Cárpatos.

Paisaje
Tras la visita del monarca Carlos I, primer rey de Rumanía, a la localidad de Siania, decidió construir un castillo en la zona, impresionado por la bella naturaleza del lugar. Tras la compra de un terreno cercano al Monasterio de Sinaia, se coloca la primera piedra del castillo, en el año 1875, bajo la cual se entierran las primeras monedas de lei con la cara del monarca.

Fueron varios los proyectos arquitectónicos para el castillo al estilo de los castillos del Valle del Loira, aunque Carlos I se decantó por un proyecto de estilo neorrenacentista alemán con elementos del Renacimiento Italiano, el gótico y el rococó francés. Y por esta mezcla arquitectónica, su decoración interior, su ubicación y su historia, el Castillo de Peles es un lugar único en Europa.

Detalles de la entrada.

Aunque el castillo se completó y se inauguró en 1883, sólo fue finalizado 20 años más tarde, cuando se añadieron todas las accesiones y ampliaciones.

Se considera que el Castillo de Peles fue uno de los más modernos al momento de su construcción: se le dotó de su propio generador eléctrico, así que disponía de electricidad. También disponía de un techo de cristal desmontable con ayuda de un motor eléctrico que permitía al rey disfrutar del cielo estrellado en las noches de verano. Además, disponía de calefacción y ascensor.

Lámparas y techos.

Pero además de ser un castillo confortable, tenía todo lo que se le puede pedir a un palacio: mármol de carrara, metales preciosos, alfombras, cristal,… Desde luego al Castillo de Peles no le falta un detalle y no hay rincón en el mismo en el que la vista pueda descansar del abigarramiento de objetos, adornos, ornamentos y telas.

Los reyes residían en el castillo durante los meses de verano, de mayo a noviembre, y por ello, allí se llevaron a cabo importantes reuniones políticas y se dio cobijo a numerosas personalidades de la época. Allí nació Carlos II, sucesor al trono, y allí se celebró la boda de su hermana.

Sala comedor.

Cuando el rey Miguel I se vio obligado a abdicar en 1947, el Estado confiscó el castillo de Peles. Después de la revolución de 1989, el castillo fue devuelto al antiguo rey. Durante la época de Ceausescu, entre 1975 a 1990, el castillo estuvo cerrado el público y hubo que esperar a 1991 para verlo reabierto como museo.

El Castillo de Peles con 160 habitaciones posee despachos, salones, comedores, dormitorios, baños, pasillos, salas de estar, salas museo, biblioteca, exposiciones de armas, e incluso una sala de teatro, con un pequeño escenario y 60 asientos.

Salón árabe.



FOTOS.

VIDEO.