“ Bendito
placer visual que transmite la nieve: todo un poema. Un poema que
viene de la entraña del cielo atravesando las nubes en ligeros
copos blancos dejando un manto resplandeciente de blancura en la
sinuosa superficie de la montaña”.
Es
tres de febrero, con un tiempo frío y ventoso atendimos a la
propuesta tentadora de pisar nieve que presentaron los magníficos
compañeros del grupo de montaña. Hoy se celebra la festividad de
San Blas “Mira con cara
risueña, por San Blas a la cigüeña”.
Resumen.
- Zona. Valle alto del Lozoya – Sierra de Guadarrama.
- Dificultad. Fácil, se hizo un poco más dura a causa de la importante nevada caída en los últimos días.
- Circular. El descenso se hizo por el Robledal de los Horcajuelos.
- Desnivel acumulado subida. 425 m.
- Longitud. 16, 5 km.
- Duración. 5 horas con breves paradas.
La
Sierra de Guadarrama, como tantas sierras no puede ser menos, y las
leyendas e historias sobre infinitos riscos, cumbres y lugares nos
llevan a poner nombres extravagantes y para no olvidar, en este caso
visitaremos en una bonita marcha circular, el Carro del Diablo y Carretilla
del Diablo, en territorio de Rascafría, por encima del Robledal de
los Horcajuelos.
Sobre la Leyenda: El Carro del Diablo,
No
está claro si fue por exceso de trabajo o porque le desbordó aquel
encargo, pero el caso es que Juan Guas no podía cumplir con el
compromiso de terminar la catedral de Segovia. Tanto se demoraba que
le llegaron noticias del disgusto que cogió el mismísimo Carlos V.
Agobiado, al arquitecto no se le ocurrió otra cosa que venderle
su alma al diablo con tal de cumplir el último plazo.
Satanás
no despreció el ofrecimiento y se metió en faena. De manera
sobrenatural, no podía ser de otra forma, a partir de aquel momento
el templo empezó a crecer a velocidad de vértigo. Y aunque
sobrenatural, Lucifer, tuvo que recurrir a las terrenales canteras de
Colmenar Viejo, conocidas por la calidad de su piedra.
Carro
tras carro, cargados
hasta los topes cruzaban la sierra por el puerto del Reventón, el
camino entonces más recorrido, para concluir el trato. La catedral
tomó forma y sólo quedaba por concluir la segunda torre cuando,
sintiéndose a salvo frente al emperador, Guas rompió el compromiso
para salvarse también de Belcebú.
Se
desconoce porqué el diablo no exigió a aquel hombre el cumplimiento
del acuerdo, lo que asegura la leyenda es que agarró un cabreo tan
monumental que él también deshizo el trato, convirtiendo
en roca el último carro que llevaba el material a Segovia. De
esta manera, una de las torres de la catedral segoviana tiene menor
altura que la otra.
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