

Su simpático nombre se debe al
momento de su floración, la planta aparece cuando los días se iban acortando y
las tareas de recolección se daban por finalizadas, por lo que los agricultores
volvían antes a casa y ya no era necesario llevarse la merienda que se tomaba a
media tarde.
Esta planta tiene alcaloides (los
cuales producen una acción fisiológica intensa en los animales, incluso en
dosis bajas, con efectos negativos sobre el sistema nervioso) por lo que
mantiene alejados a los herbívoros.
Miguel de Unamuno (1864-1936, escritor y filósofo español), cantó en uno de sus poemas a esta pequeña florecilla de color lila:
Ay aquel quitameriendas
de los campos de Castilla
pura flor, sin tallo ni hojas
nunca al ojal sometida.
Endeble cáliz que rompe
la más apretada arcilla
sólo porque de continuo
empuja…fuerza infinita!
Flor solitaria sin tallo
ni otro apoyo que si misma
flor de páramo bendito
misteriosa villorita
flor de entrañable raigambre
toda tierra maravilla
de tenacidad paciente
de soledad contenida;
flor de los campos ceñudos
flor de la eras batidas
ay aquel quitameriendas
de mi tierra salmantina
de los campos de Castilla
pura flor, sin tallo ni hojas
nunca al ojal sometida.
Endeble cáliz que rompe
la más apretada arcilla
sólo porque de continuo
empuja…fuerza infinita!
Flor solitaria sin tallo
ni otro apoyo que si misma
flor de páramo bendito
misteriosa villorita
flor de entrañable raigambre
toda tierra maravilla
de tenacidad paciente
de soledad contenida;
flor de los campos ceñudos
flor de la eras batidas
ay aquel quitameriendas
de mi tierra salmantina
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