Etiquetas

viernes, 11 de octubre de 2013

Quitameriendas.





Pasó San Mateo (23 de septiembre); “Tanto veo como no veo” dice el refranero, y  llegó San Miguel ( 29 de septiembre) “la otoñada verdadera, por San Miguel la primera”, se hacen evidentes las caídas de temperaturas, sobre todo en las cada vez más largas noches, los termómetros se derrumban y la frescura de las mañanas otoñales llama al abrigo.



El Campo en estas fechas se inunda de “quitameriendas”; El Quitameriendas (Colchicum montanum), pequeña planta endémica de la península Ibérica, que nace en los suelos arenosos, y en otoño, tras una bella floración a ras de suelo, se provee de unas hojas que mantiene verdes hasta la primavera, desapareciendo en verano.
 Su simpático nombre se debe al momento de su floración, la planta aparece cuando los días se iban acortando y las tareas de recolección se daban por finalizadas, por lo que los agricultores volvían antes a casa y ya no era necesario llevarse la merienda que se tomaba a media tarde.
Esta planta tiene alcaloides (los cuales producen una acción fisiológica intensa en los animales, incluso en dosis bajas, con efectos negativos sobre el sistema nervioso) por lo que mantiene alejados a los herbívoros.


Miguel de Unamuno (1864-1936, escritor y filósofo español), cantó en uno de sus poemas a esta pequeña florecilla de color lila:
Ay aquel quitameriendas
de los campos de Castilla
pura flor, sin tallo ni hojas
nunca al ojal sometida.
Endeble cáliz que rompe
la más apretada arcilla
sólo porque de continuo
empuja…fuerza infinita!
Flor solitaria sin tallo
ni otro apoyo que si misma
flor de páramo bendito
misteriosa villorita
flor de entrañable raigambre
toda tierra maravilla
de tenacidad paciente
de soledad contenida;
flor de los campos ceñudos
flor de la eras batidas
ay aquel
quitameriendas
de mi tierra salmantina

No hay comentarios:

Publicar un comentario