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domingo, 17 de noviembre de 2013

noviembre

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noviembre, un álbum en Flickr.

Llegaron las primeras nieves

Amanita Phalloides






Venciendo despacio la noche al día la llamada del invierno acecha; Llegó  San Eugenio ( 13 de noviembre), “por San Eugenio, las castañas al fuego, la leña al hogar y las ovejas a guardar”;se cumplieron los pronósticos, acertó el Santoral y llegaron las primeras nieves a las mesetas castellanas.



En breve paseo, en este  templado otoño, se hace fácil la recolección de  distintas setas y hongos. Entre otros, el muy apreciado Lactarius Deliciosus (níscalo), la Macrolepiota procera, conocida como apagador, cucurril, choupín o parasol, distintos boletus y también encontramos, que no recolectamos, la 'Cortinarius orellanus' y la muy temida Amanita Phalloides. Es la seta más peligrosa si llegase a ser ingerida por el hombre. Bastarían tan sólo 20 gramos para ser mortal. Son numerosas las personas que han fallecido tras la ingesta del hongo.  Entre otros, el emperador Claudio y el Archiduque Carlos de Austria.



Actúa de forma lenta, especialmente sobre el hígado y los riñones, dando lugar a un fallo hepático.  Los síntomas de la intoxicación suponen una hinchazón generalizada  del cuerpo, cambia a  amarillo el color de la piel y se inician reiterados episodios de vómitos.



Cuentan que , con motivo , de unas jornadas micológicas en extremadura, tras una jornada de recogida y exposición de hongos, un joven se enzarzó con otros vecinos en una discusión sobre la capacidad letal del ejemplar expuesto, en el que se alertaba del peligro, y en un momento de la discusión, el joven, para probar que no era venenosa, mordió y comenzó a masticar la mitad de su sombrero, haciendo caso omiso de las alertas de los presentes. Menos mal que llamaron a una ambulancia y pudo ser atendido a tiempo. Pasó dos días en la UVI.  
El epíteto Phalloides,  significa con forma de pene,  debido a la forma de basidiocarpo en los primeros estadios de su desarrollo.






domingo, 10 de noviembre de 2013

Paraiso de diversidad en Canencia. Otoño.



En la tranquilidad de la fría mañana , basta una ligera brizna de viento para que el bosque tome vida; es  de acompasado arte los ligeros movimientos de hojas, pareciera que la masa arbórea temblase; a ratos simulan pedazos de cristales o pétalos amarillos, verdes y marrones en perfecta armonía.
Todo un paraíso de diversidad se da cita en Canencia en breve paseo de no más de seis kilómetros. Se ofrecen quietos abedules, tejos, acebos, brezos, pinos, robles e incluso algunos ejemplares de Abeto de Douglas.
Hoy, en los inicios de noviembre de 2013,
 
 llegan agradables temperaturas sin cita previa; el refranero referido al santoral, se ve traicionado y rompe sus siempre certeros pronósticos “ por  los Santos nieve en los altos, por San Andrés (30 de noviembre ) nieve en los pies”;  o será  que  San Martín viene adelantado: Nos encontramos a escasos días del Veranillo de San Martín (el 11 de noviembre),  episodio meteorológico de carácter anual en el cual, en el Hemisferio norte, durante alguno de los últimos días de verano y los primeros de otoño, la temperatura se mantiene agradable.
Entre la masa arbórea lucen con gracia, los robles Quercus robur y especialmente los abedules(betula alba) , que se distinguen  por sus troncos plateados, aunque llenos de estrías negras, dada su edad, y sus hojas romboidales dentadas hoy vueltas en tonos oro, ocres y marrones.
Es mucha la leyenda y lo que se ha escrito sobre los abedules. En diferentes culturas y épocas históricas se reitera sobre sus cualidades  purificadoras, en gran parte debido  a sus usos medicinales; en otras, es considerado árbol mitológico.  Para los celtas era un árbol sagrado; era el árbol de comienzo, símbolo de la renovación, de las nuevas oportunidades, lo que vuelve a nacer. Debido principalmente al ser de todos los árboles, el primero renueva las hojas.


domingo, 3 de noviembre de 2013

El Castañar de El Tiemblo. Un bosque de colores convertido en cuento.



¡Delicioso otoño! Mi alma está muy apegada a él, si yo fuera un pájaro volaría sobre la tierra buscando los otoños sucesivos. (George Elliot)

El Castañar del El Tiemblo, en Ávila, es una de las excusiones otoñales imprescindibles para quienes vivimos apenas 100 km de Madrid.
Se forma el castañar en las laderas de la Reserva del Valle de Iruelas, en el municipio de El Tiemblo.  Con dos horas de fácil paseo podemos visitar este espacio, a través de sendas marcadas de no más de 4 kilómetros, donde no hacen más que agradecer a la madre naturaleza o a su creador las maravillas de estas superficies arbóreas tan singulares.

Sería aconsejable la visita  del bosque en cualquier época del año, pero hay que reconocer que es en Otoño cuando despliega toda su fuerza.  En el paseo, quedamos inundados  y nos ciegan los múltiples colores que nos sirve el otoño en  el castañar; De generosidad notable es su contraste cromático; tonos oro, ocre, verde y variedades infinitas de marrón lo traen los castaños, los sotos de robles, servales, acebos y pinos de la zona.
A la par que nuestra mirada disfruta de tan  sorprendente espacio; este escenario nos hace evocar todos aquellos cuentos de hadas que de pequeños solíamos escuchar de boca de nuestros padres, o abuelos. Bosque sombrío, húmedo, laberíntico, lleno de grandes y singulares árboles con  diferentes formas y tamaños traen a nuestra memoria a Hansel y Gretel, Pulgarcito, la Bella Durmiente o Caperucita.
En el paseo encontramos el refugio de Majalavilla y un castaño muy singular:  El  abuelo.  Este imponente castaño es la atracción principal del Castañar, árbol que se estima pudiera tener 526 años, es el más visitado. Allí, se cuenta, los pastores solían guarecerse de las tormentas dentro de su enorme hueco.